¡Hola! El pasado viernes me invitaron a pasar una hora con los alumnos del IES Albenzaide y no me pude negar, ¡gracias! En primer lugar, porque yo cursé en este mismo instituto los cuatro años de educación secundaria obligatoria y tengo muy buenos recuerdos (de hecho, la orla está aún colgada justo en el recibidor y me hizo sonreír el verme junto a mis compañeros y profesores). Y en segundo lugar porque el tema era, además de hablar de mi libro, la animación a la lectura.

Reconozco que iba un tanto nerviosa porque enfrentarme a más de ciento veinte alumnos, un viernes a última hora, no iba a ser tarea fácil, pero, todo lo contrario, disfruté muchísimo, los/as chicos/as estaban muy atentos e incluso participativos. ¡Lástima que no hiciésemos una foto de grupo!

¿Cómo planteé mi “charla”? Pues, en lugar de darles motivos para leer, hice todo lo contrario, busqué excusas para no leer y las fui desmontando. ¿Por qué? Porque poner excusas se nos da a todos muy bien, en todos los ámbitos de la vida y pensé que, de esta manera, nos daríamos cuenta de que los límites nos los ponemos nosotros mismos. Excusas como “falta de tiempo”, “me aburro”, “no me interesa” o “los libros son caros” quedaron totalmente desmontadas ya que fui dándoles opciones tanto para que aprovechasen más el tiempo, como para que fuesen selectivos a la hora de escoger las lecturas, como múltiples opciones para leer gratis o por muy poco dinero.

Lo que más me gustó fue que estaban atentos y, como digo, participativos. Creo que como soy bastante bromista, eso les animó, así como que les contase anécdotas personales. También me gustaría agradecer al profesorado su cariño y que se quedasen, aunque no tuviesen clase o guardia y, por último, agradecer a la profesora Ana Galera por ser la persona que me animó/obligó a entrar en el mundo de las letras y por demostrarme que, aunque pasen los años, puedo seguir contando con ella.
Para agradecerles su atención, aunque en la biblioteca del instituto ya cuentan con muchos ejemplares, decidí sortear dos “¡Aparta, que no me veo!” y en esta foto estoy con Pablo y Manuel que fueron los ganadores.

Por cierto, las vistas desde el instituto son increíbles, pero la cuesta que hay que subir cada mañana con la mochila a la espalda no se queda atrás. Por mucho frío que hiciese, cuando llegábamos a clase ya nos sobraba el abrigo, la bufanda y casi la sudadera.

¡Chicos, chicas, disfrutad de esta etapa que es increíble y disfrutad de los libros! Que, como dijo Cervantes, “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.
Ana Cañete
